lunes, 25 de noviembre de 2013

Listen now and I shall follow...





Ésa era la tierra.


Ése era este lago.
Ésa era la niebla,
la humedad que nos observa silenciosa.
Ése era este barco medio hundido.
Ésa era esta ruina,
este despojo.


Ésos éramos nosotros erguidos sobre su osamenta pálida.
Ésas eran nuestras voces invocando antiguas cosas
recordadas a medias
a medias inventadas
(mas quién sabe).
Ésos eran nuestros nombres.
Ése era el latido,
nuestro miedo.
Ésas nuestras pieles,
nuestro estremecimiento firme.


Lo recuerdo.
Lo recuerdo y muero suavemente
No quiero saber
Sí quiero saber.
Te siento allí, nos siento
como se siente el hálito que asalta previo al verdadero asalto del aliento
el viento que te hace cerrar los ojos y que te engarza inevitable la sonrisa y que te arrastra
como se siente la primera nota de esa danza
Junco y agua y bruma y voz
Pies más blancos que la ira
más punzantes que el dolor


Recuerdo los pasos
Recuerdo
los
pasos


Este no-lugar salvaje de intermedios imbricados
todas las cosas bellas fundidas con las demás cosas
Alzo la frente. Ellos me dicen
me ofrecen me seducen me invitan me reclaman
me exhortan me demandan
me arrastran en su sombra húmeda y terrible
dulce y estancada
brillante como el espejo en que me hundo inevitable cada noche
riendo como una iluminada


Extiendo mis brazos que acarrean otros brazos
aferro la tierra entre los dedos
(su aroma cálido del color de las ofrendas en los templos)
a mi boca acuden despavoridas las palabras
en el lenguaje al rojo vivo y vibrante de las zarzas


y al fin entiendo



por fin


entiendo.







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