viernes, 22 de noviembre de 2013

Sphinx (rendez-vous)


© Laura Makabresku


Y tú
dime
cuál fue tu falta
dime
cuál fue
tu propio delito imperdonable
tu palabra última.







1 comentario:

Alex dijo...

En busca de una falta imperdonable.
De una excusa, aunque haya de sacrificar la propia vergüenza, para habitar a la sombra de este poema.
Qué falta, qué delito imperdonable.
El que sea, con tal de hacerles tragar su maldita y cacareada moral.

Brillante.