© Kristen Hatgi |
Sabes, en esencia
sé que existes por la medida en que te amamos
la medida exacta y pulcra en la que te llegamos a odiar
la cantidad innata de ternura y monstruo que arrastras
tus andares de gorrión solemne
tus pequeños sueños de inmortales
amada bestia mitológica
detestada criatura inexistente
Y pese a todo
ya ves
habitas esta transparencia tan oscura
Ese miedo exagerado
esa ruina exagerada
Yo te continuaré leyendo mientras mentas a los dioses
acurrucada y viva y frágil como quien aguarda un alba oscura
tus ojos grandes
tu lamento lento
Pero al menos dime
qué esperas, qué aguardas
cuando atisbo tras tus ojos esa chispa de locura
cuando te caes
cuando te alzas
finalmente alguna vez tal vez siquiera
no te has dado por vencida de vencerte, mi querida cocatriz
dime si hay acaso allí algo que ansías
cuando miras cómo el sol se muere lentamente
(tus pasos se detienen
como en trance inclinas la cabeza)
silenciosamente muda
manchando con tu sangre el horizonte.
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