Nunca pensé
«ha de reposar aquí mi carne herida»
porque aquel sol nunca fue más terrible que el Sol
y la noche ha de brotar de carne a carne hoy como la lluvia helada
acariciando las percepciones de la sombra
implantando el dulce imperio de lo negro.
El Sol
como nada pudo entonces
nada ahora.
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